Islas Griegas Cícladas: Mykonos, Santorini, Naxos y Paros
Las Cícladas son renombradas por sus playas y sus pueblos blancos que parecen estampados en los acantilados, desde los que se contemplan extraordinarias vistas. El más famoso es Fira, que se puede apreciar en un viaje a Santorini. Por su parte, Mykonos es un destino playero consagrado, pero también islas menos populares, como Naxos y Paros, tienen buenas playas. Los paquetes de viajes a islas griegas se abarrotan en junio, julio y agosto, y estas ínsulas, por lo general áridas, se tapizan de un bello manto de flores en primavera. La identidad de las Cícladas es muy diversa: algunas, como Santorini son apacibles, otras, como Mykonos, viven la noche intensamente. A su vez, las Cícladas ofrecen la riqueza de su historia, de la que dan fe las ruinas de Delos. Por su parte, Mykonos y Santorini cuentan con aeropuertos internacionales y Paros y Naxos reciben sólo vuelos nacionales.
Mykonos
En un viaje a Mykonos podés conocer esta árida y abrupta isla. Mykonos es una de las pequeñas de las Cícladas, pero una de sus más populares. Con sólo 16 kilómetros de largo y 11 de ancho, sus dos picos más altos no llegan a los 360 metros sobre el nivel de mar. Según refiere un antiguo mito, las rocas esparcidas por su árido paisaje son los restos solidificados de los gigantes muertos por Heracles. A pesar de su apariencia desértica, Mykonos se convirtió en una de las más famosas (y caras) de las islas del Egeo. A ella acuden turistas de todo el mundo atraídos por sus playas de arena y los bares y resturantes que se apiñan en el puerto, también llamado Mykonos. Las calles encaladas de esta isla, las casas cúbicas y las iglesias con su toque azul o celeste de las puertas o cúpulas constituyen el estereotipo de la arquitectura clásica de las Cícladas. La fama de Mykonos reside en sus playas ya que, particularmente, no es una isla verde. Las mejores de ellas están en la costa sur de la ínsula. Platýs Gialós, 3,5 km al sur de la ciudad, es la playa familiar por excelencia, con deportes acuáticos y un largo brazo de arena. Los que quieren broncearse de cuerpo entero podrán poner rumbo a las famosas playas nudistas. La primera es Páraga, o Agía Anna, un rincón tranquilo con una buena taberna. La siguiente es Paradise, con camping, discoteca y deportes náuticos. Eliá, también nudista, se llena en temporada alta. Si te gusta salir de noche, son lugares imperdibles en un viaje a Mykonos. Kástro, la parte más antigua de la ciudad, está más arriba de la zona portuaria. Sobre una sección de la antigua muralla del castillo se construyó el excelente Museo Etnográfico, uno de los mejores de Grecia; ocupa una elegante mansión de capitán de navío y alberga una valiosa colección de cerámica, bordados y productos textiles de Mykonos antiguos y modernos. Una de las piezas más llamativas es el genuino pelícano Pétros, hoy disecado, que fue mascota de la isla durante 29 años. El molino Vónis, del siglo XVI, fue restaurado y en funcionamiento; fue uno de los 30 molinos de viento que usaban las familias de la isla para moler maíz.
Santorini
Según los griegos, Santorini es la ínsula más fantástica del Egeo. También denominada Théra (que fue la principal de las colonias dóricas, fundada en el siglo IX a.C.), es una pintoresca isla coronada por los pueblos blancos de las ciudades Fira y Ea, con sus callecitas estrechas y escaleras que trepan a lo largo de la ladera. Un viaje a Santorini es ideal para disfrutar de la naturaleza, holgazanear de lo lindo y entretenerse con la gran actividad turística y comercial que se desarrolla allí. Santorini es la más meridional de las islas griegas Cícladas, y con forma de medialuna es el borde de un antiguo volcán sumergido que hizo erupción hacia el año 1500 a.C. Sólo las espléndidas vistas de la caldera valdrían la pena si no contara además con museos arqueológicos, excavaciones magníficas, pueblos de un blanco radiante, palacios y monasterios antiquísimos. La ciudad Fira, capital de la isla, está ubicada, con sus típicos edificios, sobre un acantilado desde el que domina la bahía y se aprecia de un magnífico panorama del volcán, sobre todo al atardecer. Un viaje a Santorini es único, y aún más al saber que se ha especulado mucho sobre la posible identificación de esta isla con la mítica Atlántida, mencionada en papiros egipcios y de la que, hace miles de años, se ocupó Platón. Pero el asunto sigue siendo objeto de discusión.
Naxos
Esta isla se destaca por su gran dulzura y tranquilidad. De acuerdo a sus turistas, la primera impresión que se percibe al descender del barco es de abundancia, prosperidad y serenidad. Esta ínsula es la más verde y fértil de las Cícladas, con sus sembrados de papa, ganaderías, industrias queseras, frutales y de olivos a la sombra piramidal del monte Zas (de 998 metros), es prácticamente autosuficiente. Habitada durante 5.000 años, la isla ofrece al visitante paisajes memorables –barrancos escarpados, valles escondidos, largas playas de arena- y pueblos que van desde un bastión cretense en las montañas hasta su capital, a orillas del mar, que evoca con fuerza su pasado veneciano. Cora es su capital, destacada por sus casas blancas sobre una colina coronada por la única torre que pervive de un castillo veneciano. Al extremo del puerto se alza el monumento más famoso de Naxos: la Portara. Esta es una maciza portada que no conduce a ninguna parte.
Paros
A Paros le falta la distinción de Mykonos y tiene menos hoteles de primera categoría, pero cuando la temporada está en su apogeo suele recibir numerosos visitantes que no encontraron alojamiento en otras islas más turísticas. Sus precios son más bajos y sus playas de dorada arena atraen al visitante. Si bien es una isla tranquila, los puertos de Parecia y Nausa ofrecen una activa vida nocturna. Por el muelle, en dirección este, se podrá encontrar una larga hilera de bares, restaurantes de comida rápida y cafeterías, en su mayoría propiedades de atenienses que llegan a Paros en verano para sacar provecho del turismo. La zona comercial y los mejores lugares para comer se encuentran en el interior de Parecia, donde resulta fácl extraviarse en el laberinto de callejuelas estrecha y adoquinadas que cortan perpendicularmente las calles de las tranquilas zonas residenciales. Aquí la cultura turística no se integró de forma tan natural como en Mykonos y Santorini. No hay que perderse dos imporantes monumentos de Parecia muy próximos entre sí: la iglesia de Nuestra Señora de los Cien Portales y el museo Arqueológico.
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