El primer país que vamos a visitar cuando el confinamiento se acabe
¿El primer país que vamos a visitar? ¡No hay dudas!
Luego de meses encerrado en casa, ¿Dónde quisieras estar?
Las vacaciones en el exterior se prohibieron hace más de un mes al momento, pero ya parece una eternidad. Los viajes pautados para marzo y abril fueron imposibles, y tampoco lo fueron para fines de mayo, dada la magnitud de la crisis en Europa, especialmente en el norte de Italia. ¿Se van a permitir las vacaciones en julio o agosto? Estaríamos adivinando en este punto.
Luego de un confinamiento prolongado, muchos tendrán el deseo incontenible de aventura. Algunos se embarcaran en las vacaciones postergadas que planearon por años: conocer islas en el Caribe, safari en Sudáfrica, una quincena en un hotel flotante en las Maldivas; otros tal vez quieran disfrutar un destino nuevo y desafiante: la Patagonia, o las ciudades del Camino de la Seda en Asia central. Otro grupo, tal vez visitaran un lugar familiar y reconfortante, un país que todos los que visitan, aman, y donde las vacaciones felices son una garantía.
El destino al que nos referimos es uno donde los turistas son siempre recibidos con los brazos abiertos, donde el sol siempre brilla, y no se encuentra en el corazón de Europa. Lo que ofrece es vida de isla pura, comida y alojamiento sin pretensiones, playas tranquilas, caminatas en zonas verdes, interiores montañosos, y completa ausencia del estrés de la vida moderna.
Hay un país, que está por encima de los demás, porque tiene lo que se necesita y más de estos ingredientes clave: Grecia.
Además, es un país que confía significativamente en el turismo, y va a necesitar más que nunca a todos los turistas, luego de lo que parece un verano perdido.
Por debajo, les dejamos algunos de los ingredientes, para unas vacaciones griegas perfectas, con algunas sugerencias de donde ir:
Llegada por mar: El ferry
Hay algo en llegar por ferry a una pintoresca isla griega que tiene un efecto relajante inmediato. Asegúrense de que su destino no es una isla con su propio aeropuerto. Agregar un paseo en barco al viaje también nos garantiza que llegaremos a una isla con menos turistas.
Skopelos es una excelente opción. Llegar a la isla incluye un vuelo a la isla vecina de Skiathos, hogar de una las pistas de aviones más cortas y angostas de Europa (se pueden ver turistas con cámara en mano tomando fotos del aterrizaje). Pero cualquier estrés sufrido por pasajeros nerviosos a la llegada rápidamente desaparece. Le sigue un viaje en ferry de una hora, que nos lleva por el límite de la isla, rodeada de piedras en el norte, cuando de repente el pueblo de Skopelos aparece en la vista, tan inesperado como atractivo.
Tinos es otra buena opción. Primero, se pasa por la sobrepoblada Mykonos, paraíso de los Instagramers e infierno para viajeros ordinarios. Se toma el ferry, y luego de 20 minutos, entraran en un mundo de paisajes puros y pueblos perdidos en el tiempo, libre del toque del turismo en masa, y en realidad, de cualquier tipo de turismo.
Villa vence a hotel: Alojamiento estilo villas
Durante unas vacaciones griegas, una estadía en una villa fresca y de piso de piedra le gana fácilmente a una habitación de hotel. Todo se resume a noches fantásticas al borde la piscina, mirando los botes ir y venir desde el puerto, con la esencia de los pinos en el aire y el arrullo de las cícadas (árbol tradicional) de fondo, con la ocasional visita de algún gato.
Se puede optar por algo lujoso, pero en lo que respecta a villas rústicas (mientras tengan piscina y parque), funcionan igual de bien. Las islas Jónicas y Egeas tienen una amplia variedad de opciones confiables.
Los pueblos
Idealmente, las villas se ubican dentro o cerca, de un pueblo tradicional: sin autos, con un par de capillas, un café tradicional donde los hombres conversan y juegan algún juego de mesa, y casas blancas, algunas bien preservadas y otras no tanto, ocupadas por señoras que no hablan una palabra que no sea griego. El silbato del pastor se puede oír en la colina, y los gatos callejeros aparecen en cantidades.
En Skopelos, el pueblo de Glossa es una buena opción. En Lefkada, dirigirse a los pueblitos de la región de Sfakiotes o la antigua capital Karya. En Kefalonia, la península de Livatho, al sur de la capital Argostoli.
Los monasterios
Cuando se trata de paseos y atracciones, no esperes museos presuntuosos: todos se trata de monasterios. Cada isla griega tiene una gran cantidad, por lo que hay muchas subidas y caminatas eclesiásticas. La mayoría tienen grandes jardines soleados, una capilla con iconos brillantes e intrincados linos, y jaulas con pájaros cantores. En algunos casos, los monasterios y capillas son atendidos por un solo monje, quien en gratitud por cualquier donación, les empapara en colonia especiada.
En Skopelos, el monte Palouki es el lugar a visitar. En Lefkada, hay que dirigirse a los monasterios sobre el Cabo Lefkada, el cabo azotado por el viento donde la antigua poetisa Safo habría saltado a su muerte luego de un desencanto amoroso. La estrella de Kefalonia es Agios Gerasimos, reconstruida luego del terremoto de 1953. En Tinos su Panagia Evangelistria, hogar del icono milagrosos y conocida como “La Lourdes de Grecia” (hay peregrinos ancianos trepando para llegar a la cima).
Las tabernas
La taberna es integral a las vacaciones griegas. Pero para llamarse así, debe cumplir ciertos requisitos: debe ser administrado por una familia, idealmente liderado por una propietaria temible; la mesa debe cubrirse con una servilleta desechable gigante, sostenida con clips ingeniosos; el salero debe tener arroz; se debe servir pan duro; los menús deben incluir la mayoría, si no todos, de los siguientes: tzatziki, dolmades, calabacín frito, souvlaki, kleftiko, stifado, ensalada griega, calamares y tarta de queso; el orégano debe darle sabor a todo (Los platos experimentales están prohibidos); la comida caliente se debe servir tibia; la calidad debe ser mediana; y finalmente, el vino de la casa debe ser preocupantemente barato, servido por litro, y tener un sabor desagradable al primer sorbo, antes de mejorar dramáticamente con cada bocado.
¡Y relájese! Las playas
Una isla griega no es nada sin sus playas, y los mejores ejemplos son las que son pintorescas, cubiertas por colinas verdes y rocosas, y tranquilas, con solo una taberna o dos pescados frescos y cervezas frías. ¿Qué más necesitas?
Las islas Jónicas albergan algunas de las mejores de Europa. Egremni, un par de millas al sur de Athani, es posiblemente la mejor playa en Lefkada. Larga, arenosa y protegida por escarpados acantilados blancos, nunca está abarrotado, en gran parte gracias a los 355 escalones que los visitantes deben considerar para llegar a ella. La playa de guijarros de Porto Katsiki, un poco más al sur, es igualmente dramática, pero solo hay 100 pasos para enfrentar. En Kefalonia, Myrtos, protegida por acantilados muy escarpados y bañada por aguas turquesa insondables, es la reina (pero es un poco concurrida, gracias a su papel protagonista en la adaptación cinematográfica de “La Mandolina del Capitán Corelli”).
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